No cabe duda que cuando hablamos de futurismo en el cine rápidamente nos imaginamos un género de ciencia ficción, en donde nos presentan un planeta súper avanzado tecnológicamente, personajes galácticos, relación con el espacio y muchas cuestiones más. Clásicos del cine nos muestran distintas ambientaciones e ideas de la forma que ese futuro iba a ser. Metrópolis, de 1927, y El Quinto Elemento, de 1997, son dos claros ejemplos. Ambas nos muestran, en distintos momentos culturales del siglo XX, dos futuros distintos siendo uno ya pasado y otro que está por venir.
Post Primera Guerra Mundial la sociedad alemana se ve en crisis y sin fe alguna. El Expresionismo Alemán va a ser la vanguardia artística por la cual se va a mostrar los restos de una sociedad decadente que podría ser mejor. Fritz Lang, judío y parte del nazismo, comenzaba a grabar Metrópolis durante dos años. Lang nos presenta un futuro situado hipotéticamente a en el año 2000. Una sociedad gobernada por el orden, la limpieza y la tecnología. La diferenciación de las clases sociales está en el marco de este futuro. La clase trabajadora, que permanece bajo tierra al servicio de las máquinas, y la clase social pudiente. Pero el tema principal por el que ronda es la amenaza de las tecnologías sobre los hombres. Estos están al servicio de las máquinas pero al mismo tiempo son esclavos de ellas.
Por otro lado, la película hace muchas alusiones al catolicismo, utilizándolas para generar esperanza en el pueblo alemán. Por ejemplo, nos presenta a la clase trabajado bajo tierra, lo cual podríamos vincular al infierno, y cuando Rottwang, el científico malvado, le da vida a Futura, un androide al que le da inteligencia artificial, está simbolizando la creación del hombre. Este futuro nos muestra una regularización a partir de polos opuestos: la clase baja y la clase alta; la inteligencia humana y la artificial; la revolución y el diálogo; y el bien y el mal.
La creación de Metrópolis dio origen a las preguntas. Un futuro mecanizado y oscuro. Rascacielos con formas geométricas, una ciudad regulada por las leyes y el orden y una discusión entre la inteligencia artificial y la humana.
Siete décadas después nos encontramos en 1997, de camino hacia un nuevo siglo. La globalización ya había comenzado, se utilizaban los medios de comunicación de forma realista y nada más ni nada menos años atrás había aparecido la globalización tecnológica.
Para los años 90 el internet se había desarrollando rápidamente y empezaba a formar parte de nuestras vidas. En ese entonces Luc Besson, director de El Quinto Elemento, nos presentó un posible futuro del año 2263. Un mundo que podría ser a partir de la conexión de dos universos paralelos.
A diferencia de lo que se venia viendo en el cine de este género nos muestra una ciudad que se amplía de forma vertical; estructuras que se conectan unas con otras, altos edificios cercanos a la luz y al aire, autopistas flotantes, transportes públicos que forman parte de la estructura de los edificios y muchas cosas más. Pero lo que hace que creamos que pudiera ser nuestro futuro próximo es la utilización de elementos comunes, la monopolización de las marcas y el foco que se le pone al mundo que se presentaba en vez de la historia de los personajes. Un mundo creado a partir de la unión de distintos estilos contemporáneos como el modernismo y el ciber-punk fusionados con la estructura de los sueños futuristas. La estética que nos presenta Luc Besson no solo esta compuesta por avances tecnológicos sino también por una propuesta de vestuario controversial, diseñada por Jean Paul Gaultier, y el conflicto principal de la película, la aparición de un quinto elemento necesario para regularizar la tierra.
Desde el desconocimiento nuestras mentes se abren a la imaginación y al querer descubrir y conocer lo que desconocemos. Dos películas surgidas en dos décadas distintas presentan dos futuros en distintos años. Una estética similar pero cada vez más realista dado a los nuevos conocimientos y avances que cortan con nuestra imaginación de un futuro totalmente galáctico y mecanizado.
Y ustedes, cómo creen que va a ser nuestro futuro?
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